Es realmente sorprendente que, en pleno siglo XXI en un país europeo y tan progresista como Francia, se tomen semejantes decisiones populistas y claramente impulsadas por ciertos grupos animalistas con el interese de descreditar y destruir el concepto de un zoológico moderno y, con él, todos sus logros y contribuciones al bienestar animal y conservación de la biodiversidad en nuestro planeta. Nos referimos naturalmente al anuncio de la ministra de la Transición Ecológica de Francia, Barbara Pompili, en el que prohíbe el mantener cetáceos bajo cuidado humano, es decir, bajo la mirada de los centros zoológicos especializados que cuentan con todas las certificaciones y licencias, además de especialistas con años de experiencia en la materia de cuidado animal.
Lo que capta también nuestra atención, es que la decisión se tuvo que realizar a través de un decreto ministerial en pleno decaimiento de interés a la propuesta de este proyecto anti-zoológico en el ámbito parlamentario del mismo país.
En este sentido, queremos dejar llegar a la atención de la ministra y del público interesado lo siguiente:
- En primer lugar, la medida no está basada en el bienestar animal, sino en motivaciones políticas. No hay ni un sólo experto en bienestar animal que haya apoyado la prohibición de cría de cetáceos en los zoológicos. Hay que subrayar bien “experto en bienestar”, es decir, veterinarios dedicados al estudio y la mejora del bienestar de los animales, no activistas por los derechos de los animales. Cuando se evidencia que los cetáceos no tienen problemas de bienestar en los zoos queda bien claro que esta medida no tiene sentido.
- Pretender reubicar todos los delfines y orcas de Francia en santuarios marinos es tan ingenuo como pensar que el bienestar de los cetáceos mejora de manera espontánea al colocarlos en un corral marino. En los santuarios los animales están expuestos a la contaminación y polución marinas (mareas rojas, mareas negras, plástico, ruido submarino….), además se exponen a patógenos y parásitos que no existen en los zoológicos. Una tormenta podría destruir la red del santuario y acabar ahogando a todos los delfines en la playa, como ha ocurrido con artes de pesca de cerco en Portugal. No es probable que aprendan a comer peces por si mismos (como está ocurriendo en el santuario de belugas de Islandia), y si lo hicieran acabarían rápidamente con los peces de la bahía. Por no hablar de la suciedad creada en el agua por la continua acumulación de excrementos de un grupo de depredadores enormes en una pequeña bahía.
- No existen en la actualidad santuarios marinos, ni para delfines, ni para orcas. Tras diez años buscando un lugar para construir un santuario marino para sus delfines (para evitar invertir en una nueva instalación) el Acuario de Baltimore desistió e informó que con las condiciones actuales debido al cambio climático no era posible encontrar un lugar adecuado para construir un santuario costero en el Caribe. Una situación similar ha sucedido con los delfines del Zoo de Barcelona, tras varios años tratando de reubicarlos en un santuario, el Ayuntamiento reconoció que no existían ese tipo de instalaciones y los trasladó a un zoológico en Grecia. Lo más probable es quien diez años los cetáceos de Francia sigan donde están o deban trasladarse a otro delfinario fuera de Europa. El éxito de cría en los delfinarios europeos ha hecho que ya no quede espacio disponible y los excedentes tengan que trasladarse fuera por decisiones políticas extravagantes como la de Francia.
- Impedir la reproducción de los animales limita enormemente su comportamiento y los condena a vivir en grupos sociales pequeños e inestables durante el resto de sus vidas. En la práctica, la medida afectará negativamente al bienestar de los cetáceos bajo cuidado humano en Francia durante varias décadas, provocando el sufrimiento de los animales.
- Se ha demostrado que el uso prolongado de anticonceptivos produce alteraciones en los ciclos ovulatorios de los cetáceos y les puede llegar a causar patologías graves, alteraciones hormonales y problemas de comportamiento. Se sospecha que este tipo de tratamientos con hormonas anticonceptivas podría estar incluso relacionado con la aparición de cáncer de útero. Todo esto afecta gravemente al bienestar de los animales.
- Al forzar a los delfinarios a terminar con su actividad se reduce el espacio para cuidar de cetáceos varados que han sido desahuciados, es decir que no podrían sobrevivir si fueran devueltos al mar. En este momento los zoológicos son la única alternativa para estos animales que de otra forma deberán ser eutanasiados. Los animales que no pueden ser devueltos al mar ahora pueden reubicarse en delfinarios donde reciben cuidados veterinarios, alimentación y condiciones ambientales adecuadas sin coste para la administración pública.
- Cuando los delfinarios terminen con su actividad se perderá un extraordinario recurso educativo para llamar la atención sobre los problemas que los cetáceos sufren en la naturaleza, como la contaminación química que amenaza con eliminar el 50% de las poblaciones de orcas en 2050, la contaminación acústica que ha incrementado el número de cetáceos que varan con problemas de oído, las colisiones con barcos que están a punto de extinguir a la ballena franca del Atlántico, o la captura pesquera accidental que se estima que cada año mata a 300.000 pequeños cetáceos en todo el mundo. En los últimos años Francia es un buen ejemplo del terrible efecto que produce esta captura accidental, cada año cientos de delfines mutilados aparecen en las costas francesas: https://www.independent.co.uk/news/world/europe/dolphins-killed-beach-dead-france-sea-shepherd-atlantic-coast-a8828371.html
- Sin los delfinarios se pierde un recurso científico de primera magnitud, donde los científicos pueden investigar sobre cuestiones esenciales de la fisiología e inteligencia de los cetáceos, así como de los efectos negativos que pueden tener sobre ellos las sustancias con las que estamos contaminando el mar. Cuestiones fundamentales como la ecolocalización o la comunicación de los cetáceos fueron descubiertas gracias a los animales que se mantienen en los delfinarios. Cuando desaparezcan, desaparecerán con ellos enormes oportunidades de investigación científica.
- Cuando se prohíbe la reproducción de los cetáceos en zoológicos no solamente se extingue a los delfinarios, también se truncan las carreras profesionales de los expertos en su cuidado, salud, alimentación, manejo, etc. Cientos de profesionales que verán sus carreras acabadas con los que se perderá una experiencia esencial a la hora de cuidar de cetáceos rescatados o cuando en el futuro sea necesario establecer proyectos de cría en cautividad para especies de cetáceos críticamente amenazadas. Sin los veterinarios, cuidadores y entrenadores de cetáceos se reducen las posibilidades de establecer programas para criar y reintroducir a cetáceos críticamente amenazados en el futuro. Cuando la próxima vaquita o el próximo Baiji necesiten ser salvados, ¿Dónde estarán los expertos capaces de hacerlo?