Este fin de semana (11 y 12 de mayo) celebramos el Día Internacional de las Aves Aves Migratorias 2013 y no podíamos dejar pasar la oportunidad de contaros detalles del proyecto que Loro Parque Fundación lleva a cabo para ayudar a la psitácida más migratoria del mundo, el loro migrador (Lathamus discolor).
Un adulto loro migrador pesa en promedio unos 75 gramos, poco más de dos cartas de tamaño normal. Sin embargo, algunos ejemplares recorren hasta 5.000 kilómetros entre sus sitios de reproducción en Tasmania y sus áreas de invernada en el sureste de Australia continental. Desafortunadamente el loro migrador es hoy en día una especie en peligro de extinción, con una población total de unos 1.500-4.000 ejemplares. Al igual que otras muchas especies de loro, la principal amenaza para el loro migrador es la pérdida, fragmentación y alteración de su hábitat, que tiene lugar tanto en sus áreas de reproducción como de invernada.
Para obtener información esencial para la efectiva conservación de esta especie en peligro de extinción, el proyecto está investigando detalles de su reproducción y comportamiento migratorio. El proyecto tiene varios objetivos, incluido el de documentar la biología y ecología del loro en relación con las prácticas de manejo de las tierras, en especial la silvicultura. Se está llevando a cabo por el Prof. Robert Heinsohn de la Escuela Fenner de Medio Ambiente y Sociedad de la Universidad Nacional de Australia, y los miembros de su equipo, la Dra. Debra Saunders y Dejan Stojanovic. Además de ser financiado por Loro Parque Fundación y el Consejo de Investigación Australiano, contribuciones al proyecto en diversas formas vienen de las universidades de Sydney y Charles Sturt, Ciencias de Ecosistemas de CSIRO, Bush Heritage Australia, el Departamento de Industrias Primarias, Aguas y Medio Ambiente de Tasmania, la Sociedad Zoológica Real de Australia del Sur, Inc, y la Autoridad de Prácticas Forestales.
Los investigadores han encontrado que todos los nidos del loro migrador se encuentran en cavidades de árboles con características muy específicas, y que son muy vulnerables a un mamífero arbóreo que se introdujo a Tasmania. Una última fase importante del proyecto será la de seguimiento de los loros a través de largas distancias para descubrir cómo localizan las fuentes de alimentos y otros recursos. El seguimiento usará la tecnología altamente innovadora, nunca antes utilizada de esta manera.