El 22 de enero de 2018, el Travel Weekly publicó un artículo de opinión de la señora Vicki Brown de Responsible Travel. En este escrito, la señora Brown expuso varios argumentos que claramente comprende una retórica antizoos.
Nos gustaría señalar los principales errores en los argumentos formulados por la señora Brown. No solo fracasa al tratar de representar adecuadamente los zoológicos modernos, sino que también confunde al público al ignorar la importante labor de estas instituciones – eso sin mencionar que omite por completo los grandes logros que se han conseguido en lo que respecta al bienestar animal, la conservación de la biodiversidad, la educación y la concienciación.
Así, Responsible Travel afirma que solo reconocen los programas de reproducción para aquellas especies que están consideradas en peligro según la clasificación de la IUCN. Esta aproximación es extremadamente cerrada y carece de experiencia en materia de conservación animal. Para ser exactos, la señora Brown parece desconocer que la Lista Roja de las Especies Amenazadas de la IUCN cambia cada año y que cualquier especie, incluso si no está en peligro en un principio, puede pasar a estar críticamente amenazada incluso antes de que una comunidad zoológica pueda tener tiempo de establecer una población segura y estable.
De acuerdo con este argumento de poca visión de la señora Brown, la sociedad debería esperar primero a que las especies estuvieran amenazadas, y solo entonces implementar algún tipo de acción. Nos gustaría subrayar que, en muchos casos, acciones tan retroactivas pueden llegar demasiado tarde. Un ejemplo de acción injustificadamente tardía es el caso de la vaquita, una marsopa que vive exclusivamente en las aguas de Baja California, en México. Un fracaso a la hora de llevar a cabo acciones de conservación llevó a un descenso de la población de estos delfines críticamente amenazados hasta que quedaron solo 30 individuos en la naturaleza. La última oportunidad para este cetáceo era establecer un programa de cría basado en el conocimiento y la experiencia de la comunidad zoológica con otras especies de marsopa no amenazadas. Pero desafortunadamente resultó imposible capturar a los últimos individuos vivos de esta especie sin riesgo, lo que significa que es más que probable que esta especie se una tristemente a una larga lista de animales que se han extinguido de nuestro planeta. Por otro lado, si un programa de reproducción bajo cuidado humano para esta especie se hubiera iniciado hace diez años o más, a estas alturas la comunidad zoológica podía haber conseguido una población estable y estos animales hubieran tenido la oportunidad de sobrevivir en la naturaleza.
Es importante señalar que las instituciones zoológicas modernas no trabajan de manera aislada. Existe un alto número de asociaciones muy respetadas que acumulan el conocimiento y la experiencia necesaria en temas de bienestar animal y dirección y gestión de zoológicos y acuarios, incluyendo programas de reproducción y de conservación de la biodiversidad. Algunos ejemplos son la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA), la Asociación Americana de Zoos y Acuarios (AZA), la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), la Asociación Ibérica de Zoos y Acuarios (AIZA), entre otras.
Así, la EAZA tiene un sofisticado sistema de gestión de las poblaciones de especies por el que expertos internacionales ofrecen sus recomendaciones sobre qué especies deberían tener mayor representación en los zoológicos y cuáles no requieren programas de reproducción porque sus poblaciones en la naturaleza están seguras y bien representadas. Esta aproximación permite medir de forma efectiva y sin demoras qué acciones deberían implementarse para equilibrar las poblaciones de las distintas especies.
La señora Brown asegura haber leído diferentes informes y haber hablado con ONGs. Tenemos curiosidad por saber si Responsible Travel también consultó alguno de los informes de EAZA o a algunos profesionales cuando llevó a cabo esta evaluación. ¿Por qué? Porque esos son los auténticos expertos en materia de conservación de especies. La mayoría de expertos de EAZA también son miembros del Grupo de Especialistas en Conservación y Crianza de la IUCN, la organización científica y académica más avalada del mundo en materia de conservación ex situ.
La señora Brown entonces declara que mucha gente no es consciente del daño causado por los zoológicos o, cuanto menos, de los pocos beneficios que generan. Esto ocurre probablemente porque, a pesar de los esfuerzos de Responsible Travel o de los suyos propios, los zoológicos sí que aportan enormes beneficios a la conservación. Solo en términos de fondos, los zoológicos miembros de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios generan más de 20 millones de euros cada año que se destinan directamente a esfuerzos de conservación de la biodiversidad en todo el mundo. ¿Puede denominarse esto “causar daño”? ¿O es quizás “generar pocos beneficios”?
También se menciona que los zoológicos (tanto los acreditados, que pertenecen a asociaciones zoológicas, como los que no) dedican, de promedio, un 3% de sus beneficios a la conservación de la naturaleza. Esto en realidad significa que muchos dedican porcentajes más altos de sus beneficios, más de un 10% para ser exactos, a estos fines. Por otra parte, ¿cuántos de sus beneficios dedica Responsible Travel a la conservación de animales cada año para encontrarse en disposición de juzgar o de menospreciar los esfuerzos de las instituciones zoológicas? ¿Cuántos fondos, en general, dedican los turoperadores y las agencias de viajes a la conservación de la biodiversidad?
Según la señora Brown, a Responsible Travel le gustaría desmentir los mitos sobre conservación. Sería bastante difícil para ellos conseguirlo teniendo en cuenta que incluso la IUCN reconoce el importante papel que juegan los zoos en materia de conservación de la biodiversidad. ¿Es el caso de la recuperación del cóndor de California, que estuvo al borde de la extinción, un mito? ¿O la recuperación del caballo de Przewalski, que estaba extinto? ¿O el caso del visón europeo? Estos son solo algunos de los muchos éxitos indiscutibles del dedicado trabajo de la comunidad zoológica.
Es curioso que Mrs. Brown diga que han solicitado una investigación independiente que ha demostrado que los visitantes no eran conscientes de la falta de esfuerzos de conservación de los zoos. Esto no es en absoluto sorprendente – está bastante claro que el trabajo de los zoológicos tiene un efecto positivo en la conservación y eso es algo que los visitantes pueden ver por sí mismos.
Otro argumento empleado por la señora Brown hace referencia a que los animales en cautividad no expresan sus comportamientos naturales. Esa es una generalización que no se sostiene sobre ningún otro tipo de hecho o información. Es obvio que un león en un zoológico no muestra el comportamiento natural de emboscar, cazar y matar a una gacela. Pero al mismo tiempo, hay muchos otros comportamientos que un león sí muestra y, desde este punto de vista, esto tiene un enorme potencial educativo.
Por lo que parece, la única fuente de información que la señora Brown y Responsible Travel utilizan es la Born Free EU Zoo Enquiry. No consultan ningún tipo de asociación zoológica, ni siquiera la IUCN. El único documento utilizado fue creado por una ONG cuyo único objetivo es cerrar todos los zoológicos – es por eso que no nos parece una opinión fiable, independiente o experta. Además, dicho documento hace un análisis relacionado con la aplicación de la Normativa Europea de Zoos y en ningún caso esto concierne a los zoológicos en general o al trabajo adecuado que desempeñan, sino que se concentra en los problemas de aplicación de esta normativa.
En resumen, nos gustaría incidir en que informar al público sobre que los zoológicos benefician y contribuyen a la conservación no es una estrategia de marketing, sino una realidad. La comunidad zoológica es el principal contribuyente directo a la conservación de la naturaleza después de las administraciones públicas. Los zoológicos acreditados reciben más de 700 millones de visitas al año, muchas de niños y estudiantes. Está demostrado que los zoológicos tienen un efecto educativo positivo. Un ejemplo: los zoos han tenido éxito en la popularización del término biodiversidad, que era uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU para reducir la pérdida de biodiversidad de nuestro planeta.