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Fuente: http://zoos.media/medien-echo/baltimore-aquarium-schmierentheater-sanctuary/

Autor: Philipp J. Kroiß

Los responsables del Acuario de Baltimore fueron criticados con razón en la industria por hablar sobre la creación de un santuario para sus delfines mulares. El plan no era adecuado para los animales porque incluía una prohibición de reproducción en la instalación que les habría hecho imposible construir estructuras sociales naturales a largo plazo y esto, para ellos, habría sido una tortura.

Al parecer, ¡la culpa es del cambio climático!

Desde que se hiciera público este plan, criticado, por supuesto, en el mundo profesional, pero con el correspondiente reconocimiento de los opositores radicales a los zoológicos, se ha estado buscando un lugar adecuado para la construcción de la jaula flotante que se había planeado. Querían que estuviera listo para el año 2020. Sin embargo, según el CEO John Racanelli, de quien ya se ha notado varias veces su proximidad con la industria de los derechos de los animales, esto ya no es posible y se debe al cambio climático.

Sin duda, se puede señalar al cambio climático como la causa de muchos acontecimientos, pero no hay nada que haya cambiado de manera significativa en los últimos años que no se pudiera haber previsto en el momento en que se anunció este plan totalmente fuera de lo que es realista. Hace solo unos años, hubo un problema con huracanes en la región escogida, pero actualmente los responsables del acuario de Baltimore, liderados por Racanelli, están haciendo como si este problema acabara de comenzar < https://www.npr.org/ 2019/05/05/720041305 / at-the-baltimore-aquarium-change-change-present-challenge-both-inside-y-out >.

Este tipo de teatro no es digno de un zoológico o acuario moderno. Las personas cometen errores o, a veces, toman decisiones equivocadas, pero luego deben ser coherentes y hacerles frente. Sí, el plan populista del santuario para el bienestar de los animales fue, desde el principio, una idea falsa y mala, así que esto podrían admitirlo y no hay nada de malo o reprensible en eso. Esta comedia difamatoria con el cambio climático como coartada no es propia de personas que realmente dicen ser expertos.

¿El concepto de santuario tiene futuro?

Este tipo de santuario es un proyecto que debe funcionar durante décadas y está claro que el cambio climático, la contaminación y otros factores dañinos harán que tales proyectos con jaulas flotantes sean imposibles. Asimismo, habrá que observar cómo continuarán las instituciones que mantienen delfines y que actualmente trabajan con los llamados Sea Pens o Bay Pens en el mar. Aquí se tiene que actuar muy deliberadamente y estudiar cada caso individualmente.

Pero todo esto se sabe desde hace años. No es algo reciente, pero obtuvo aún más relevancia cuando la idea falsa del Acuario de Baltimore vio la luz. Ahora no pueden pretender sorprenderse, repentinamente, por los problemas del cambio climático y la contaminación, o por los riesgos que plantea para la salud la creciente contaminación antropogénica del agua del mar.

El concepto de jaula flotante ya era un modelo obsoleto antes de que realmente se hubiera desarrollado. Simplemente no hay suficientes bahías adecuadas que ofrezcan condiciones suficientemente buenas y que no se utilicen para otros fines, o que sean demasiado valiosas desde el punto de vista de la conservación de la naturaleza, y que también estén protegidas de las influencias ambientales negativas mencionadas anteriormente. Se necesitan instituciones que tengan una buena calidad de agua, pero es bien sabido que actualmente solo se logra mediante el filtrado, algo que no es posible en construcciones de jaulas flotantes abierta como la que se plantea. Por ejemplo, Loro Parque, en la isla canaria de Tenerife, alejado del continente en el Océano Atlántico, extrae el agua de sus cuencas de agua de mar directamente desde el Atlántico por razones ecológicas y económicas. Sin embargo, esto debe filtrarse varias veces antes de que cumpla con los altos requisitos para un mantenimiento óptimo.

En la naturaleza, existen poblaciones de delfines cuyo hábitat tiene una calidad de agua tan pobre que los animales tienen una esperanza de vida muy limitada, por lo que no deben mantenerse bajo cuidado humano en tan malas condiciones. Es algo que todo el mundo sabe que no tiene sentido. Esta es también una de las principales razones por las que las instalaciones zoológicas de renombre luchan contra la contaminación, la pesca excesiva y muchos otros factores ambientales antropogénicos dañinos. Y, por último, pero no por eso menos importante, los delfines mulares son considerados embajadores carismáticos para llamar la atención, precisamente, sobre estos problemas ecológicos.

El concepto de santuario se basa en el error masivo y la ideología de la industria de los derechos animales de que la cría de animales es mala per se. En este contexto, estos “depósitos” finales que ya existen, como los llamados santuarios para elefantes, de una calidad notablemente pobre, se venden como una forma de salir de las condiciones supuestamente antibienestar que, en realidad, no lo son en absoluto. En la mayoría de los casos, la industria de los derechos de los animales solo trata de apoderarse de los animales para usarlos indebidamente para recaudar fondos, pero no se preocupa realmente por su bienestar, y mucho menos por la protección de sus hábitats naturales.

Los delfines están bien en los delfinarios modernos

En contraste, se ha demostrado que los delfinarios modernos son lugares de bienestar animal: en instituciones bien administradas y certificadas, los delfines mulares viven más tiempo (Jaakkola y Willis, 2019), están más saludables (Fair et al., 2017) y menos estresados (Monreal-Pawlowsky et al., 2017) que sus congéneres salvajes. Además, disfrutan del entrenamiento y se ha comprobado que liberan hormonas felices (Clegg et al., 2018, Ridgway et al., 2014). Más de 80 de los científicos más renombrados del mundo en este campo apoyan los hábitos de los mamíferos marinos en zoológicos y acuarios modernos, lo que subraya la enorme importancia de estas poblaciones bajo cuidado humana para importantes proyectos de conservación y para la investigación científica, cuyos hallazgos benefician en la misma medida a las poblaciones en peligro en la naturaleza.

A partir de estos hechos, vemos que el proyecto de los santuarios no tiene sentido ni justificación y, realmente, no hay necesidad de ellos. Todo lo que se tiene que hacer es trabajar para asegurar que los buenos estándares que ya se han implementado, y que ya llevan a cabo los delfinarios modernos, se pongan en práctica en todo el país. Desafortunadamente, también hay ovejas negras entre las instituciones que mantienen delfines, pero los que son modernos y están certificados y administrados con responsabilidad ya hacen un buen trabajo y luchan por el bienestar tanto de los animales bajo su cuidado como de los que están en la naturaleza.