Estimado Sr. Sommer:
Tengo que admitir que adoro su talento para fusionar poesía y verdad de forma que el resultado al final es media hora de desinformación con contenidos homogéneos y tendenciosos. Es una eficiencia madura e intelectual. Y también esconderse cual lobo vestido de oveja, pues antes de tanta crítica canta una alabanza a los zoológicos; es algo, con toda la mala intención, bien hecho.
Por supuesto, usted puede, como cualquier persona que quiere hacer pública su opinión, repartir “fakes” libremente por el mundo. De eso no le culpo. Pero algunas de sus reivindicaciones no pueden permanecer sin respuesta:
1. Usted afirma que el principio de los zoológicos generalmente es el del “Animal Hoarding”. Se supone que los animales estarían coleccionados, casi de forma adictiva, como vinilos o coches antiguos.
Esto no es correcto, aunque usted lo está tematizando dos veces. Según WIKIPEDIA, se define el “Animal Hoarding” como la tenencia de una colección de animales por un individuo y de una manera en la que faltan todos los requisitos mínimos de higiene, alimentación y atención veterinaria. La persona no es capaz de entender las consecuencias de estas deficiencias a la salud del animal, de los miembros familiares y al medioambiente. La persona intenta obsesivamente mantener la situación, y aunque aparecen unas condiciones que cada vez están peores para los animales y las personas que conviven, las niegan y trivializan. Aplicar este término a una institución que dispone de una licencia de explotación en virtud de la legislación sobre conservación de los animales y la naturaleza, donde se cumplen todas las normativas que exige la ley, y que dispone de una amplia plantilla de cuidadores de animales cualificados y además está bajo un permanente control veterinario y una supervisión veterinaria oficial, debería cumplir el hecho de ser un delito de difamación, según § 187 del código penal alemán. Por un lado, usted ignora que nombres como parque de vida silvestre, acuario, zoológico de reptiles, parque de aves, jardín de animales locales, mariposario, que usted ya clasifica cuidadosa y porcentualmente, aunque incorrectamente (porque usa cifras que están lejos de la verdad. La Zoo AG reconoce en el territorio de habla alemán no solamente hay 400, sino 1000 zoológicos), implican en sí una autolimitación. Por otro lado, es fácil de comprobar que los zoológicos hace mucho tiempo que están lejos de los principios de un coleccionismo y que la media de especies presentes en cada zoológico, desde por lo menos medio siglo, están disminuyendo a favor de espacio y calidad de vida. En parte en un exceso de tal forma, que programas coordinados de cría están en peligro. [DOLLINGER, 2014].
2. Usted afirma que los zoológicos apenas están sujetos a normas legales.
Esto es falso y demuestra ignorancia absoluta. Hay pocas actividades que estén más reglamentadas que el mantenimiento de zoológicos, empezando por una normativa europea para zoológicos, un reglamento de protección de especies de la UE, un reglamento sobre especies invasoras y, además, muchas regulaciones veterinarias. A nivel nacional, las leyes de conservación de los animales, de las especies y de la naturaleza y las obligaciones de concesión de licencias basadas en ellas garantizan que no se produzcan irregularidades. En Suiza y Austria están establecidos requisitos mínimos detallados para el mantenimiento de las distintas especies animales. En Alemania existen para esto informes de los ministerios, que están controlados periódicamente por los veterinarios oficiales. La profesión de cuidador de animales y la disponibilidad de certificados de competencia están regulados, al igual que los requisitos de seguridad.
3. Una prueba de la superficialidad de sus investigaciones.
Su manifestación de que WAZA tiene 250 socios y de estos una docena en Alemania es incorrecta. A finales de 2017, WATA tenía efectivamente 278 socios institucionales, 36 de ellos en Alemania. Calculando bien, esto son tres docenas.
4. Usted remite que miembros del WAZA y del VdZ cumplen las normas establecidas de las organizaciones
Pero usted no tiene en cuenta que la asociación europea para zoológicos y acuarios, que tiene un procedimiento de acreditación y normativas mucho más detalladas o “Best Practice Guidelines”, ya cuenta con más que 100 socios más, que no están incluidos en las cifras del WAZA y que la Deutsche Tierparkgesellschaft (DTG) casi asumió completamente el anexo sobre los requisitos mínimos de los zoológicos asociados. Por eso están integrados otros 100 zoológicos. También organizaciones zoológicas fuera del área germanoparlante y organizaciones regionales de otros continentes tienen normas y algunos procedimientos de acreditación para sus miembros.
5. Usted insinúa que la naturaleza ha sido explotada por los zoológicos y para frenar esto, se introdujeron en 1973 las normas de CITES.
Aparte de que las normas de CITES no existen desde 1973, sino desde el 1 de julio 1975, por entonces en 10 países vinculados, en la República Federal de Alemania a partir del 20 de junio 1976 y en Austria a partir del 27 de abril 1982 (otra vez mal investigado), esto es una inversión de los hechos. Solamente en muy pocos casos tenía la actividad de los zoológicos un impacto negativo sobre la población silvestre y, mucho antes de CITES, introdujeron autolimitaciones cuando se dieron cuenta que esto ha ocurrido como en el caso de los orangutanes y bueyes almizcleros. Después la asociación de los directores de los zoológicos, antecesora de WAZA, ha sido una de las pocas organizaciones que exigieron a la comunidad de las naciones establecer normativas internacionales de control y limitación del comercio. Efectivamente existe bajo CITES, para las especies fijadas en el anexo, una prohibición de comercio para ejemplares silvestres tomados de la naturaleza. El comercio con ejemplares procedentes de cría y el comercio no comercial todavía están permitidos, si disponen de la documentación necesaria. Finalmente, los problemas que estaban pendientes de ser resueltos por CITES, no han sido causados por los animales de los zoológicos, sino por el comercio con las pieles de los felinos y nutrias, cocodrilos, serpientes y caparazón de tortuga, marfil, cuernos de rinoceronte, lana de vicuña y otros productos animales, por plantas ornamentales y maderas tropicales. En cuanto a los animales, se trataba de especies, que fueron usados a gran escala con fines distintos de la conservación de parques zoológicos. Por ejemplo, primates para la investigación biomédica y tortugas, lagartos y loros para el uso privado como mascotas.
6. Usted insinúa que la introducción de las restricciones de comercio presionó a los zoológicos porque tenían que reducir la tasa de mortalidad de los animales que albergaban.
Aquí no existe ninguna relación causal. Si no quiere aceptar que zoológicos actúan de una manera ética, por lo menos debería admitir que, desde el punto de vista económico, tiene mucho sentido tratar a sus animales de tal manera que se garantice su longevidad. Sobre todo, las instituciones que no son muy ricas. Ningún zoológico puede estar interesado en que se le mueran los animales. Aparte de esto, la mayoría de los animales que viven en zoológicos no están incluidos en el listado de CITES o aparecen en el anexo II, y así forman parte del artículo IV del acuerdo, que no exige nada a las empresas receptoras. Por eso sus argumentos ya no tienen validez desde el principio. Una reducción de la tasa de mortalidad fue lograda después de la segunda guerra mundial por varios factores. Por un lado a través del libro de Heine HEDIGER „Wildtiere in Gefangenschaft“, en el que él define la biología zoológica como una rama científica. Por eso aumentó la comprensión hacia los animales y sus necesidades y se mejoró la cría. Nuevos conocimientos ocasionaron una alimentación sana, que también fue posible con especies donde antes no era el caso. La evolución de la medicina veterinaria desarrolló una multitud de antibióticos, antiparasitarios y vacunas preventivas y nuevos tratamientos de enfermedades. Gracias a nuevos medicamentos para anestesia e inmovilización y, además, a la posibilidad de aplicarlos también a distancia, disminuyeron incidencias mientras los animales fueron mudados o transportados. Además, se estableció un intercambio de experiencias entre los veterinarios zoológicos a través del simposio sobre enfermedades de animales zoológicos y los consorcios de veterinarios zoológicos invirtieron mucho en la formación de sus miembros.
7. Usted dice que el concepto de cuatro pilares se desarrolló a través de CITES como una ofensiva amable. No sería el fundamento básico, sino un post-invento de la institución zoológica y su carácter de un sitio relajante fue puesto, por vergüenza, al final de sus funciones.
En este caso usted ya tiene varios errores: ya en 1948, cuando usted ni siquiera había nacido, HEDIGER había publicado un artículo bajo el lema “El jardín zoológico un sitio de asilo y estudios científicos”. En este caso, asilo significaba a la vez protección de especies y animales individuales. En 1965, en su libro «Mensch und Tier im Zoo: Tiergarten-Biologie» (“Ser humano y animal en el zoológico: biología zoológica”) hablaba de los siete aspectos de un jardín zoológico y el 26 de mayo de 1973 resumía sus exigencias sobre un zoológico, a las que se había referido repetidamente, en una conferencia publicada más tarde en la Asamblea General de la Naturforschenden Gesellschaft (Sociedad de Ciencias Naturales) de Zúrich, como el principio de los cuatro pilares. Todo esto pasó antes de instalar el CITES como referencia. En relación a la ciencia, cabe señalar que al principio del siglo 19 sucedió la primera descripción científica de numerosas especies animales por parte de los cuidadores de zoológicos y a base de material de los zoológicos, como p.ej. por Georges Cuvier, Frédéric Cuvier, Étienne Geoffroy Saint-Hilaire de la Menagerie de Paris o por Martin Hinrich Lichtenstein y Wilhelm Carl Hartwig Peters del zoológico de Berlín. Y esto continúa hasta el día de hoy, cuando p. ej. en 2005 se descubrió una lagartija nueva de Vietnam a través de un equipo del que formaba parte el director del acuario de Cologne, Thomas Ziegler, y que fue nombrado Gekko scientiae-adventurae, con referencia al programa de la televisión „Abenteuer Wissen“. Ya desde el año 1859, el zoológico de Frankfurt publicó la revista científica “Zooologischer Garten” (“Jardín zoológico”), que se convirtió rápidamente en el “órgano central de los jardines zoológicos en Alemania”. A partir de 1959, se publicaron anualmente los informes de los simposios internacionales de veterinarios zoológicos y, a partir de 1960, se añadió el «International Zoo Yearbook» como revista científica en inglés. En la estrategia mundial de zoológicos y protección de la naturaleza del año 2005 aparecen 27 revistas científicas que están publicadas por zoológicos o que reciben sus conocimientos regularmente de los estudios zoológicos.
Desde 2013, la EAZA edita el «Journal of Zoo and Aquarium Research» online. Ya desde 1958, el Prof. Heinrich Dathe del zoológico Tierpark Berlin-Friedrichsfelde estableció un centro de investigación de animales vertebrados, hoy en día conocido como Instituto Leibniz para la Investigación Zoológica y de la Vida Silvestre. Desde 2014, el Opel-Zoo financia, como primer zoológico, una cátedra en la facultad de ciencias biológicas de la Universidad Goethe de Frankfurt am Main y, en 2016, el zoológico de Frankfurt siguió este ejemplo. En lo que se refiera a protección de la naturaleza y las especies, hay que recordar que las primeras crías para conservar especies amenazadas, que resultaron en proyectos de reasentamiento exitosos, fueron realizadas décadas antes de la introducción del CITES. Concretamente, 1905 para el bisonte, 1906 para la cabra montesa, 1923 para el bisonte europeo y 1957 para el caballo Przewalski y, poco después, para otras especies. Mientras tanto, se logró el reasentamiento de 14 especies que habían desaparecido en la vida silvestre completamente y de más que 200 especies que habían desaparecido regionalmente. Los zoológicos cumplían con la tarea educativa al principio sobre todo a través de profesorados y cátedras en las universidades y través de paneles informativos frente a los viveros y visitas guiadas por empleados del zoológico para el público. Desde 1958, los zoológicos europeos empezaron a emplear el primer profesor zoológico en Londres y 1960 emplearon la primera pedagoga zoológica en el zoológico de Frankfurt, para cumplir su labor educativa. Hoy en día, el 86% de los VdZ-Zoos disponen de una escuela zoológica. Los 71 miembros zoológicos tienen 861 empleados que se dedican a la labor educativa. La oferta educativa de las escuelas zoológicas, como charlas y visitas guiadas, son percibidas por 1,1 millones de personas al año, y las «Keeper’s Talks» y la alimentación comentada no están incluidas en esta estimación. Hace algunos años, la asociación alemana de reservas de vida silvestre introdujo una ofensiva de calificación que se centra en la educación para el desarrollo sostenible. La oferta educativa tiene por objeto garantizar que los parques que participan en los seminarios adquieran conocimientos y competencias en el tema de sostenibilidad, con el fin de desarrollarse lo más individualmente posible en sus propias instalaciones. Esta oferta multigradual está muy bien aceptada por los parques. La función recreativa no aparece con Hediger, como usted lo indica, avergonzado en la última posición, sino en la primera. Este orden cronológico también fue mantenido en el libro de aniversario del VDZ „Gärten für Tiere – Erlebnisse für Menschen“ (“Jardines para animales, experiencias para los seres humanos”) publicado en 2012. En 2005, WAZA considera que su estrategia mundial zoológica para la conservación de la naturaleza tiene una función recreativa. Y considera la estancia en un ambiente natural y el encuentro directo entre ser humano y el animal como una oportunidad de sensibilizar a los visitantes para la protección de la vida silvestre y la naturaleza. Un ejemplo de la percepción de los cuatro pilares es el zoológico de Opel, que desde 2016 demuestra su compromiso con el público a través de cifras. Aquí los datos para 2018:
• Primer pilar – recreo: 545 000 visitantes
• Segundo pilar – formación: 20 400 personas atendidas por los pedagogos zoológicos
• Tercer pilar – investigación: 18 trabajos terminados y supervisados por la cátedra del zoológico Opel
• Cuarto pilar – conservación: animales de cría para 7 proyectos de reintroducción y 3 nuevos especies en el programa de cría
8. Usted afirma que las necesidades hedonistas son la razón principal de una visita al zoológico y la única llena las cajas registradoras. Los megazoológicos mal utilizan a los animales como decoración para cenas de gala y los animales están instrumentalizados y explotados.
El hecho es que los zoológicos son más populares que nunca y aumentan anualmente las cifras de sus visitantes. Pero, ¿las razones para visitar un zoológico se basan verdaderamente en necesidades hedonistas? Mi antiguo compañero de trabajo y buen colega, el etólogo Dr. Thomas Althaus, no cree que el entretenimiento sea la razón, pero tampoco el deseo de adquirir mucho conocimiento sostenible. Más allá, él ve el deseo de encontrarse con los animales de cara a cara y de comprenderlos a través de sus cuerpos, de su naturaleza, de su olor y de sus movimientos. Esto no tendría nada que ver con el intelecto sino con la intuición, el nivel emocional, la admiración, la reverencia. El zoológico transmita experiencias y emociones sostenibles. En algunas circunstancias, puede ser suficiente un tiempo de permanencia de menos de un minuto delante de un vivero.
Es correcto que los zoológicos usan las necesidades humanas para generar ingresos. Es esto es necesario porque, aunque un zoológico tiene costes fijos mucho más elevados que cualquier otra institución cultural, están subvencionados en mucha menor medida que p.ej. museos o teatros. Si no fuera así, podrían abstenerse de precios de entradas. Un par ejemplos: en 2007, la ciudad Frankfurt subvencionaba su zoológico con 6,7 millones de euros, que equivale a una subvención por el valor de 7,33 euros por visitante. En el mismo año, también cubría el déficit de la ópera y del teatro, lo que significa que, por cada entrada vendida, pagaba adicionalmente 191 euros. El senado de Berlín subvencionó en 2011 el zoológico y el acuario con 1,3 millones de euros y el parque de animales con 5,7 millones de euros. Esto equivale a 1,91 euros por cada visitante de los zoológicos de la capital. Por el contrario, cada visita a una piscina cubierta municipal está subvencionada con 4,80 euros y una visita al Friedrichspalast con 14 euros. Cada entrada a la ópera está cofinanciada con 186 euros, entradas a la fundación del museo municipal con 61 euros. Todo esto, un múltiplo de las subvenciones que reciben los zoológicos. La ciudad de Basel apoya anualmente al zoológico, una corporación sin ánimo de lucro, con el equivalente a 800.000 euros, lo que equivale a unos 0,70 euros por visita. Al mismo tiempo, subvenciona el teatro con 24 millones de euros. En referencia a los 165 000 visitantes del teatro, esto equivale una disminución, financiada por la ciudad, por el valor de 145 euros por cada billete vendido. El museo de la naturaleza histórica de Basel, con 97 064 visitantes (en 2010) recibió 5 677 500 euros, es decir 58 euros por visitante.
En lo que respecta a la instrumentalización y explotación de los animales, esto es algo que puede molestar a usted y a otros activistas de los derechos de los animales, pero a los animales no les importa. Si un pez fuera intelectualmente capaz de tales procesos de pensamiento, sin duda preferiría ser observado en el gran acuario por los invitados de una cena de gala comiendo montaditos de salmón en lugar de estar tumbado en el hielo en la sala del mercado de pescado esperando a ser consumido él mismo.
9. Usted afirma que la mayoría de los visitantes de los zoológicos no aprenden nada sobre biología y conservación de la naturaleza, al menos esto no está demostrado por ningún estudio fiable.
Para verificar su afirmación, usted tendrá que presentar un estudio fiable, que demuestra que la mayoría de los visitantes no aprende nada. En segundo lugar, tendrá que argumentar por qué los trabajos de JENSEN et al. (2017), MOSS et al. (2014), MOSS et al. (2017) y SMITH et al. (2008), que demuestran un efecto educativo y que fueron publicados en peer-reviewed journals, no son fiables. El trabajo de JENSEN (2014), que es utilizado por los activistas de los derechos de los animales, tiene la debilidad de basarse únicamente en un solo zoológico y en visitantes de un determinado grupo de edad. Además, concluye: “forty‐one percent of educator‐guided visits and 34% of unguided visits resulted in conservation biology‐related learning” y “Overall, my results show the potential educational value of visiting zoos for children”, lo que demuestra que este trabajo que GOLDNER usa en contra los zoológicos, también se puede citar a su favor.
Si usted pone en duda la eficacia de los zoológicos en el punto de educación ambiental, también tendría que hacer una comparación con las organizaciones de conservación de la naturaleza: el WWF gasta anualmente 650 millones de euros, la mayor parte para sensibilizar a los ciudadanos para la protección de la naturaleza y del medioambiente. En el caso de Greenpeace, se gastan 240 millones de euros, mayoritariamente en acciones públicas que llaman la atención. ¿Ha mejorado el mundo por eso? ¿Renuncia la gente a comprar un SUV? ¿Se privan de un viaje a New York o Londres por un fin de semana para comprarse unas camisas o zapatos? ¿Sustituyen sus vacaciones grandes en Mallorca por unas en Bavaria? ¿Están los alemanes cambiándose a usar los ferrocarriles más respetuosos con el medioambiente en lugar de permanecer en atascos de tráfico durante más de 450 000 horas al año, con una tendencia creciente? ¿Hay muchas personas que convierten los jardines estériles de sus casas en jardines naturales? ¿Por qué aumentó el consumo de pescado en Alemania desde los años 80 en un 30-40%? ¿Por qué producimos más basura que antes? Obviamente ni el trabajo educativo de los activistas ambientales ni sus llamamientos sirven de nada. Entonces debemos acabar, siguiendo su lógica, con las organizaciones ambientales.
10. Usted acusa los zoológicos de identificar jaulas y viveros, con palabras estratégicas, como un hogar.
Es un hecho que los animales no tienen el concepto abstracto de libertad. Ellos exigen a su medio ambiente, en el sentido de mantenerse a sí mismos y a la especie, ciertas condiciones. Si estas condiciones se cumplen, consideran este entorno como su hogar, ya sea una cierta área en el bosque, una secuoya en la sabana, una pared rocosa en las montañas o un recinto de zoológico. No se trata de una “nueva interpretación de una palabra”, sino de una comprensión que ya fue descubierta en la primera mitad del siglo pasado, según la que los animales del zoológico no son prisioneros, sino terratenientes. [HEDIGER, 1942].
11. Usted afirma que la gestión científica permite clasificar los parques zoológicos como no comerciales, lo que les permite adquirir animales de la «Lista Roja CITES».
Esto es completamente falso y demuestra que usted no tiene ni idea de los mecanismos de CITES. No existe una “lista roja CITES”. Las capturas silvestres del anexo del CITES, según el artículo III, no podrán importarse con fines primordialmente comerciales, lo que admite a cada zoológico público, a cualquier SL o SA sin ánimo de lucro, fundación o asociación la importación. Los fines científicos no son necesarios para la clasificación como «no comercial” y no tienen absolutamente nada que ver con la gestión. Además, la pertenencia a la Asociación de Jardines Zoológicos (VdZ), que reúne únicamente a los parques zoológicos gestionados científicamente, no se basa principalmente en las calificaciones académicas del director del parque zoológico, sino en un catálogo de seis páginas de requisitos con 50 criterios.
12. Usted afirma que la investigación en el zoológico sirve exclusivamente para mantenerse a sí misma y que faltan estrategias integrales para la investigación básica.
El hecho de que los zoológicos estén buscando nuevos conocimientos para mejorar la cría de animales no es solo una demanda de las organizaciones del bienestar animal, sino también del estado. Pero es falso que este sea el único aspecto de la ciencia zoológica y esto se puedo comprobar fácilmente a través de los numerosos trabajos que no tienen nada que ver con el tema de la cría. Su afirmación sobre que no existía ninguna estrategia integral es otra muestra de su investigación chapucera: ya en 2008, EAZA publicaba su Research Strategy y en la Welt-Zoo-Naturschutzstrategie de 2005 un capítulo entero se dedica a los estudios científicos y también incluye un amplio espectro de posibles campos de investigación.
13. Usted afirma que se podría calcular en una sola mano los grupos científicos ubicados y financiados por los zoológicos.
Si usted se hubiera esforzado en buscar por GOOGLE «zoo+research+department», usted hubiera obtenido en solo 0,6 secundos 41 000 resultados. Leyendo las primeras cuatro páginas, hubiera encontrado 20 zoológicos que mantienen un departamento de
«research» o «science». Tantos dedos ni siquiera tiene Usted. Básicamente la investigación no es una labor obligatoria de los parques zoológicos, pero está incluida como opción tanto en la directiva sobre parques zoológicos de la UE como en la legislación nacional. En realidad, de los 1000 zoológicos que existen en la zona germanoparlante, solamente 70 reclaman realizar o fomentar estudios científicos. Los otros 93% que no argumentan de tal manera su crítica de que la investigación es un subproducto o se utiliza como hoja de parra es inútil. Que los restantes 70 VdZ-zoológicos no invierten más dinero en la ciencia, se puede entender si se considera que no reciben ninguna comprensión del erario público y es fácil de criticar si, uno, como es el caso de usted, está empleado por una institución que está subvencionada con cifras de tres dígitos y recibe millones del estado.
14. Usted asegura que numerosas especies, para las que existen programas de conservación a través de la cría, no están en peligro y que tampoco están reintroducidos en la naturaleza a través de dichos programas. Por lo tanto, los propios zoológicos son los beneficiarios de estos programas de cría.
Es un hecho que los zoológicos se ocupan también del mantenimiento y de la cría de especies que no están en peligro. Pero usted olvida que los zoológicos también tienen otras tareas para las que necesitan animales. Al contrario de lo que piensan los activistas de animales, que no están de acuerdo con que los mismos efectos se podrían conseguir a través de animaciones digitales, titulando a los zoológicos en esta relación como beneficiarios, lo que implica que generan ganancias. Pero este normalmente no es el caso, salvo algunas excepciones, los zoológicos son instituciones sin ánimo de lucro.
15. Usted apunta que la subvención financiera de los zoológicos a proyectos de conservación in situ es mínima.
Primero hay que destacar que es poco científico concluir resultados de un zoológico, que además están situados en una provincia esparadrapo, a toda la comunidad de los zoológicos. Según WAZA, sus miembros apoyan proyectos in situ cada año con más de 300 millones de francos. Con estas cifras, el colectivo de los zoológicos es la tercera organización para proteger la naturaleza mundialmente, después de WWF y «Conservation International». Además, los zoológicos han aumentado en los últimos años sus esfuerzos de apoyar proyectos in situ, p.ej. aplicando una tasa de conservación de la naturaleza a cada entrada vendida. El zoológico de Augsburg, p.ej., aumentó el precio de cada entrada desde 2009 con 10 céntimos para la conservación de la naturaleza y el zoológico de Karlsruhe lo hace con un euro desde el 1 de enero de 2019. En el zoológico de Basel, que aplica este sistema desde hace 2016, se pudo conseguir solamente en el año 2017 una cantidad de 346 000.- CHF, casi equivalente a lo que gastó la Wilhelma, a la que usted se refiere, en 23 años en proyectos in situ. Aparte de esto, las contribuciones pecuniarias son solo una parte de los servicios prestados por los parques zoológicos. Además, los zoológicos contribuyen con Know-How, personal, intercambio de conocimientos, relaciones públicas e infraestructuras. Todo esto no se puede cifrar concretamente.
16. Bienestar de los animales.
Es sintomático que los activistas de los derechos de animales siempre refieren el poema «Der Panther» de Rainer Maria Rilke. Este poema fue creado en 1902, cuando todavía el emperador Wilhelm gobernaba el reino alemán. Describe la conducta de una pantera en un zoológico que fue construido hace 200 años (1817 – 1821) y que fue destruido en 1936, es decir, hace más de 80 años. Afirmar que no hubo mejoras en el mantenimiento de animales en los últimos 80 años es o estúpido o malicioso.
Sus afirmaciones sobre que la esperanza de vida en zoológicos es más corta y que los animales desarrollan automáticamente estereotipos por el hecho de que, en comparación con sus territorios naturales, viven en un ambiente limitado fuera problemático etc. puede posiblemente ser aplicado a unos casos, pero no se puede generalizar. Especialmente hay que considerar el tiempo. No se puede comparar un zoológico del año 1900 con uno de 2000. Es inaceptable comparar la edad máxima en la naturaleza con la edad media en los zoológicos. Una población de elefantes intacta, que vive en la sabana del África suroeste está creciendo anualmente por 6%. Cuando se alcanza la densidad tolerable, el 6% de los animales tienen que morir inevitablemente cada año. Lo que significa una edad promedio de 15 años. Este dato evidencia como irrelevante la edad de 56 años que usted cita para hembras del elefante africano y el balance es a favor de los zoológicos. La comparación entre los elefantes asiáticos en los campamentos de leñadores y la cría en Europa no es posible, porque la mayoría de los nacimientos de elefantes en Europa ocurrieron en los últimos 20 años y por eso la edad media de los elefantes tiene que estar automáticamente por debajo de 20 años. En 2018 murieron en zoológicos alemanes 5 hembras de elefantes que fueron extraídas de su medio natural. Tenían una edad promedia de 51 años -9 años más que los elefantes de los leñadores. Como en el caso de muchas especies, la esperanza de vida de grandes simios o delfines comunes en los delfinarios tan criticados, ya está más alta que en la naturaleza.
Tener un territorio no es para un animal, al contrario que ocurre con el ser humano, ningún reto deseado. Exige nada más que su territorio, disponer de alimento e infraestructura suficiente para mantenerse a sí mismo y a su especie. Su dimensión varía para la misma especie según las condiciones. Un lince en los Alpes occidentales suizos necesita unos 80 km² para poder vencer a sus 50-70 ciervos o gamuzas al año. Un lince que llega a una zona en la provincia Wallis, donde un guardabosque introdujo la alimentación de corzos reduce su radio de acción a unos pocos cientos metros, mientras puede bajar semanalmente de su árbol para cazar su ciervo en la cercanía del comedero. Lo mismo es conocido sobre manadas de lobos en Canadá, que se alimentan de bisontes que viven en territorios fijos. En zoológicos donde se facilita la comida, el territorio puede ser mucho más pequeño, sin causar problemas para el animal.
17. El futuro de los zoológicos.
Sus ideas sobre cómo se deberían cambiar los zoológicos no son realizables, mientras las arcas públicas no estén dispuestas a subvencionar a los zoológicos de la misma manera que los museos y los teatros municipales y mientras los activistas se comporten como si fueran el ombligo de la sociedad, aunque en realidad son un grupo marginal. Su idea de cerrar los zoológicos y reunir las colecciones en islas espaciosas es poco realista. ¿Dónde se encuentra una isla deshabitada y sin fauna propia, donde se puedan reintroducir solamente los 1600 tigres que están registrados en el libro internacional de cría, bajo condiciones que son mejores que en los zoológicos? ¿Y de dónde se sacan los millones para crear viveros individuales para estos animales que viven en solitario? Y si usted liberara a estos animales en esta isla sin las infraestructuras necesarias, causaría nada más que asesinato y homicidio a gran escala. ¿De dónde vendrá el dinero para alimentar a los tigres con 2,5 millones kilogramos de carne al año? Y esto es solamente una especie de unos miles que usted pretende reasentar. El cambio del zoológico de Buenos Aires, nombrado por usted como ejemplo, parece convertirse en una catástrofe. Solamente para pocos animales se encontró una plaza y la tasa de la mortalidad está creciendo. Por cierto, ¿de dónde saca usted la certeza de que un animal que nació en un zoológico y fue criado por padres que nacieron en zoológicos se va sentir mejor en un centro de protección según su concepto que en su territorio acostumbrado? Tampoco un biodrom funcionará a largo plazo. La gente iría una sola vez, y luego no volvería nunca más, porque faltaría la experiencia única que se encuentra en el contacto directo con el animal. El Mystery Parque de Erich von Däniken que se basaba en este concepto se quebró después de solamente tres años. Por el contrario, el zoológico de Berlín existe desde hace 165 años y junto con su acuario cuenta con 3,5 millones de visitantes al año.