En febrero del año pasado, nos hacíamos eco en nuestro blog de la nueva política de bienestar animal de Expedia, expresando nuestra alegría al saber que se estaba desarrollando con la ayuda de las asociaciones zoológicas, los verdaderos expertos en bienestar animal. Expedia comunicó su intención de colaborar estrechamente con la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA) ya que, en sus propias palabras: “Creemos que las personas que han dedicado su vida al estudio y a la investigación de los animales y que regularmente dedican tiempo a observarlos y ayudarlos son las más capacitadas y cualificadas para evaluar el bienestar de los animales y de las instalaciones en las que viven”.
Desafortunadamente, tras más de un año y medio de trabajo con Expedia el espejismo se ha desvanecido, y lo que parecía ser una política de bienestar basada en la evidencia científica y la experiencia, se ha truncado para volver a caer en la propaganda y las emociones. Expedia ha anunciado que se quedan fuera de esta política los lugares donde se desarrollen presentaciones o interacciones con cetáceos, y que a partir de este momento dejaran de promocionar y comercializar los zoológicos con cetáceos, excepto los santuarios en donde no se lleven a cabo interacciones ni presentaciones con los animales.
A cualquier persona sensata este anuncio le suscitará varias preguntas:
¿En qué evidencia científica se basan al distinguir entre el bienestar de un cetáceo o cualquier otro animal? La respuesta es en ninguna. No hay evidencia científica que apoye la hipótesis de que los cetáceos no pueden vivir adecuadamente bajo cuidado humano. Todo lo contrario, se ha demostrado que, en los mejores delfinarios, viven más que en el mar. Los últimos trabajos publicados demuestran también que lo más importante para mantener el bienestar de los cetáceos en los delfinarios no es el tipo de recinto (jaulas flotantes, instalaciones en el mar, o delfinarios convencionales) sino la aplicación de un programa adecuado de enriquecimiento ambiental, como el que se proporciona en los zoológicos acreditados.
¿Cuáles son los estudios científicos que demuestran que las presentaciones o las interacciones con cetáceos perjudican a su bienestar? La respuesta es idéntica, no hay estudios que apoyen esa idea. Todo lo contrario, la evidencia científica demuestra que los indicadores de estrés (cortisol) se reducen tras las presentaciones y no aumentan en las interacciones con delfines.
¿De dónde viene entonces ese empeño en acabar con las presentaciones con cetáceos? Muy sencillo, en la agenda de lobby de las organizaciones animalistas creen que esta es la mejor forma de acabar con los zoológicos, reduciendo sus ingresos.
¿Existen santuarios de cetáceos en los que se ha demostrado científicamente que los animales tienen un mayor bienestar? No. Tan sólo existen dos santuarios de cetáceos en el mundo, uno en Islandia y el otro en Bali. En el santuario de Islandia hay alojadas solamente dos belugas, que tan sólo estuvieron cuatro meses disfrutando de las “condiciones naturales” que tanto parecen importarle a Expedia. Tras esos cuatro meses los animales volvieron a una pequeña piscina de hormigón, aparentemente para evitar los rigores del invierno (a pesar de que las belugas viven mucho más al norte que Islandia, donde los inviernos son mucho más fríos, así que eso no debería molestarlas), pero en realidad han pasado todo el verano sin volver al santuario, y seguirán en la piscina al menos 8 meses más. Es decir, el supuesto ambiente natural de un santuario no parece ser adecuado para los cetáceos. Del santuario de Bali, ni siquiera hay información sobre el número o el estado de los animales de los que cuidan.
En estas circunstancias, ¿mejorará la decisión de Expedia el bienestar de los cetáceos bajo cuidado humano? De ninguna manera, los zoológicos acreditados como Loro Parque seguirán cuidando de todos sus animales con la mayor calidad y con el amor con el que lo han hecho siempre. Los animales seguirán teniendo garantizado un elevado nivel de bienestar por las mismas personas que han dedicado su vida a su cuidado y estudio. Esas mismas personas en las que Expedia confiaba hace poco más de un año.
Pero entonces, ¿a quién beneficiará esta medida? A los dirigentes y accionistas de Expedia, que seguramente imaginan que podrán estar mucho más tranquilos sin la presión (muchas veces casi chantaje y extorsión) de los grupos animalistas. Pero se equivocan, una vez ganen esta batalla comenzarán otra por la siguiente especie, porque el interés de los grupos animalistas no es el bienestar animal, sino acabar con los zoológicos.
¿Servirá esta medida para mejorar la conservación de las especies de cetáceos amenazadas en el mundo? No, de ninguna manera. A las organizaciones animalistas no les interesan las especies críticamente amenazadas de cetáceos que podrían desaparecer en la próxima década. Nunca les oirá hablar sobre ellas, ni sobre conservación, porque lo único que persiguen es acabar con los zoológicos. Y paradójicamente somos los zoológicos quienes en este momento estamos trabajando por las especies de delfines que están desapareciendo en el océano ante la indiferencia de los animalistas. Quizá en algunas décadas alguien critique que los medios de comunicación y los políticos no hicieran nada para evitar que desapareciera la vaquita, el delfín del río Ganges, la franciscana, o el delfín jorobado del Atlántico. Y es posible que el enorme ruido mediático de las organizaciones animalistas poniendo el foco en contra de los zoológicos sea una de las razones por las que ni la sociedad, ni los medios, ni los políticos tomaran acciones para evitarlo. Pero ya será demasiado tarde.