Artículo original: El cierre del zoo sería una pérdida social para Barcelona
Gerald Dick lleva toda una vida acompañado por animales (libres o cautivos). En los años 60 estudió los gansos salvajes y los comparó con los domesticados. Fue el último alumno del biólogo Konrad Lorenz, premio Nobel y autor de ‘El anillo del rey Salomón’. Tras trabajar en WWF y en proyectos de cooperación medioambiental en América Latina, hoy dirige la Asociación Mundial de Zoos y Acuarios (WAZA). Ha visitado Barcelona este fin de semana para preparar el congreso que la asociación celebrará en la ciudad dentro de un año. Dick sigue el debate sobre el zoo de la ciudad, cuya suerte depende de una comisión municipal, en la cual se ha planteado su reforma e incluso su cierre.
-¿Cómo valora el proceso en curso en Barcelona? No conozco todos los detalles, pero me parece que la discusión no es muy abierta aquí. El zoo es importante para la población de Barcelona. No estoy seguro de que los grupos que quieren cerrarlo representen a toda la población. Las visitas a los zoos están creciendo en toda Europa. El movimiento animalista no refleja la opinión de la población general. La gente valora tener un sitio tranquilo en el cual puedes aprender algo. Se necesita un diálogo abierto e inversiones: si no se invierte, luego no se puede criticar el zoo.
-¿Qué impacto tendría un cierre? Cerrar un zoo no es sencillo: ¿vas a matar los animales? Los grupos animalistas hablan de liberarlos, pero esto no les ayudaría: probablemente, sufrirían y morirían. Además, se perdería un montón de conocimiento que solo está disponible en los zoos y que se aplica a la conservación de las especies salvajes. Por ejemplo, las técnicas de marcaje de animales se prueban anteriormente en los zoos, para ver cómo afectan al comportamiento. Aunque se optara por una eliminación gradual, la sociedad perdería un actor importante en la oferta recreacional de la ciudad. Se perdería la función social del zoo.
-¿Cuál es la función social del zoo? Hay una desconexión cada vez mayor entre las personas y la naturaleza. Muchas personas han olvidado las relaciones complejas entre ellas y las especies naturales. Los niños aprenden qué es la naturaleza en sitios como los zoos, los parques y los museos. Los zoos tienen una responsabilidad cada vez mayor en la educación. Nuestros sondeos revelan que el conocimiento de la biodiversidad y de lo que uno puede hacer por ella aumenta tras una visita a un zoo. Los números sobre la conservación de especies están empeorando, y los políticos no consiguen cambiarlos. Tenemos que confiar en los individuos. Hay 700 millones de visitantes cada año en los zoos miembros de WAZA. Podemos tener un gran impacto.
-¿Se puede establecer un diálogo con los grupos animalistas? Nosotros hemos desarrollado una estrategia de bienestar animal con la participación de organizaciones de derechos de los animales, aunque ellas no comparten todo lo que hacemos. El bienestar animal es una cuestión seria. Otras cuestiones son emocionales, sin demasiado fundamento.
-¿Qué criterios garantizan el bienestar animal? La estrategia se centra en dominios: nutrición, ambiente, salud física, comportamiento, y estado mental. Otro concepto importante en la gestión de los zoos modernos es el enriquecimiento ambiental. Consiste en modificar el entorno de los animales, de tal manera que expresen su comportamiento natural. Yo creo que todos los cuidadores deberían ver el animal que cuidan en su habitat natural. Si tienes experiencia, puedes entender lo que necesita el animal.
-¿Cuántos zoos cumplen con estos criterios? Hay 1.300 zoos organizados en diversas asociaciones. Estos deberían cumplirlos, aunque no pondría la mano en el fuego por todos ellos. Hay millares más que no están asociados. Los zoos modernos deberían convertirse en potentes centros de conservación. Los zoos que no son modernos, es mejor que cierren. Creo que van acabar cerrando en 10 o 20 años.
-¿Cuáles son los zoos excelentes? El de Barcelona es uno de los mejores, lo cual no implica que no necesite más apoyo e inversión para acometer reformas. En Frankfurt, Londres y Nueva York, los zoos colaboran con sociedades científicas que trabajan en la conservación en la entorno salvaje. Nuestra estrategia surge de combinar el trabajo en los zoos con el trabajo en el campo, para que el visitante entienda por qué tenemos ciertos animales y para contribuir al objetivo de la conservación.
-¿La función social de los zoos justifica privar a los animales de su libertad? Tengo un problema con la palabra libertad. Es un término filosófico y estamos hablando de animales. Es obligación de los zoos dar los mejores cuidados a los animales bajo su responsabilidad. Seguramente, hay mucho para mejorar y mucho trabajo por hacer.
-Hay quienes argumentan que encerrar animales no es mejor que encerrar a humanos, como hicieron algunos zoos con personas africanas en el pasado. Hay que respetar todas las opiniones. Pero necesitamos tener una buena discusión sobre bases científicas. Este tipo de argumentos no la tienen.
-Los zoos siguen siendo un sitio de entretenimiento: ¿no se podría conseguir lo mismo con documentales o internet? ¿Qué hay de malo en el entretenimiento? Si no es estúpido, es una manera para acercar los visitantes a nuestra causa. Ningún zoo moderno es contrario a la tecnología. Sin embargo, lo que no puedes comunicar con la tecnología es la emoción: ver, oler… En el fondo, es el corazón lo que empuja a la gente a implicarse en la conservación.
-¿El impacto de los zoos en la conservación es efectivo? ¿Quién tiene un impacto efectivo en la conservación? ¡Nadie! Por esto tenemos un problema. Los zoos no tienen la solución -probablemente solo los animalistas creen tener la solución-; sin embargo, pueden jugar un papel. Los zoos invierten 350 millones de dólares en conservación cada año. Hay casos de éxito: la reintroducción de la gacela dorcas hecha por el zoo de Barcelona o los orangutanes liberados por el zoo de Perth, por ejemplo
-¿No se podría conseguir lo mismo en santuarios? Hay organizaciones que hacen el trabajo en el campo, y los zoos las apoyan. Pero un santuario tiene otra función. No es para criar, sino más bien para animales rescatados. No son alternativas excluyentes. Hay que combinar enfoques distintos.