Una de las características de Loro Parque es la transparencia. Nuestras instalaciones y todas nuestras actividades están abiertas a todo el que quiera conocer cómo se trabaja tanto dentro como fuera de ellas. Incluso nuestra clínica, trabaja frente al público mostrando el trabajo del equipo de cuatro veterinarios y dos auxiliares que realizan el cuidado de todos los animales.
Esta verdad se basa en una forma honesta de hacer las cosas, donde no hay nada que ocultar. Por eso, en el campo de la controvertida venta de loros, los datos son también, de dominio público y, por supuesto de las autoridades que, semanalmente realizan el control CITES que garantiza la absoluta legalidad y buen funcionamiento de cada uno de los aspectos de esta labor de cría.
En 1994, cuando Loro Parque creó Loro Parque Fundación, todos los ejemplares de loros fueron donados a la fundación. Esta donación tenía como objetivo que la fundación comenzase con el intensivo trabajo de protección de esta especie. Pero este trabajo, además del área más conocida de desarrollo de programas de protección y recuperación de especies, se centra en un esfuerzo por eliminar el tráfico ilegal de loros en todo el mundo. Este tráfico, es decir, la caza furtiva, la venta ilegal, son una de las prácticas más crueles y destructivas para la biodiversidad en todas las especies. En los loros en concreto, ha supuesto la pérdida de especies y ha determinado que muchas otras estén a punto de desaparecer. Una tragedia medioambiental que no solo significa la desaparición de maravillosos animales sino el desequilibrio del ecosistema del que son una parte imprescindible.
Miles de personas en todo el mundo tienen loros de diferentes especies como compañeros en sus hogares. Esta es una realidad que crea la demanda de estos animales. La posibilidad de detener el tráfico ilegal y la devastación que produce, es proveer de ejemplares legales, sanos y adaptados a la vida con humanos a este mercado. La cría de loros destinados a la venta en Loro Parque tiene este objetivo.
Pero, además, el importe íntegro que esta venta produce se reinvierte en los proyectos de protección de loros que Loro Parque Fundación desarrolla en todo el mundo y que se ya han conseguido salvar a doce especies en peligro de extinción.
La colección de loros representa, en la actualidad, la mayor reserva genética del mundo y es un punto neurálgico en la investigación científica ya que permite realizar investigaciones que se materializan en trabajos de recuperación de ecosistemas en todo el mundo y de las especies, gracias al conocimiento exacto de sus necesidades reales y de los peligros a los que se enfrentan.
Además, permite desarrollar investigaciones como las que el Instituto Internacional Mak Plank lleva a cabo en Loro Parque, donde tiene una de sus sedes desde hace más de diez años. En ellas se analiza la capacidad cognitiva de las psitácidas; un conocimiento que aporta luz sobre la biología de la especie y que, además, permite extrapolar los conocimientos al conocimiento del funcionamiento del pensamiento en humanos y otras especies. Una instalación que ha dado muchísima reputación en todo el mundo a Loro Parque.