El guacamayo barbazul, una especie de loro en peligro crítico de extinción, ha demostrado la imitación automática de acciones intransitivas, es decir, acciones que no tienen un objeto directo que reciba dicha acción, como volar o caminar. Se trata de un fenómeno documentado anteriormente sólo en humanos. En un estudio realizado por un equipo internacional de investigadores del Instituto Max Planck de Inteligencia Biológica, en colaboración con la Loro Parque Fundación, los científicos revelan que los guacamayos copian involuntariamente movimientos intransitivos de coespecíficos. Este hallazgo subraya la notable capacidad de imitación motora de los loros, además de sus conocidas habilidades de mimetismo vocal. La investigación también sugiere la posibilidad de que los loros tengan un sistema de neuronas espejo similar al de los humanos.
Imitación y evolución cultural
La imitación de acciones intransitivas sin objetivo es una piedra angular de la evolución cultural humana. Una gran parte de la cultura humana consiste en la transmisión de habilidades técnicas, normalmente relacionadas con herramientas. Otra parte sustancial consiste en el aprendizaje de convenciones culturales, que abarca la copia de alta fidelidad de gestos o movimientos y fomenta los vínculos sociales y los comportamientos prosociales. Estudios anteriores han demostrado que los humanos imitan gestos de forma involuntaria, lo que se conoce como imitación automática. Hasta ahora, las pruebas de este tipo de imitación automática en animales no humanos se limitaban a acciones transitivas (dirigidas a un objeto), como agarrar objetos, algo observado en perros y periquitos.
El estudio: Imitación automática en guacamayos
En las instalaciones del Instituto situadas en Loro Parque, La Dra. Esha Haldar y sus colegas del Grupo de Investigación en Cognición Comparada, en colaboración con Loro Parque Fundación, probaron si los guacamayos de barbazul imitaban automáticamente acciones intransitivas. En su estudio, publicada ahora en iScience, los investigadores entrenaron a guacamayos para realizar dos acciones distintas («levantar la pata» y «abrir las alas») en respuesta a señales manuales específicas. Después, dividieron a las aves en dos grupos: Los guacamayos del grupo compatible recibían una recompensa cuando imitaban la acción de otro guacamayo (demostrador). Las aves del grupo incompatible recibían una recompensa cuando no imitaban la acción, sino cuando realizaban exactamente la contraria.
El grupo incompatible se debatió por suprimir su tendencia automática a imitar la acción del demostrador. Esto provocó más respuestas incorrectas y tiempos de reacción más largos en comparación con el grupo compatible.
Implicaciones neurobiológicas
«Estos hallazgos son notables porque muestran, por primera vez, una imitación involuntaria de acciones intransitivas en animales no humanos», explica la Dra. Esha Haldar, autora principal del estudio. «En los humanos, este comportamiento está vinculado a circuitos neuronales que implican neuronas espejo, que se activan tanto durante la observación como durante la ejecución de la misma acción. Aunque nuestro estudio no prueba directamente la presencia de neuronas espejo en los loros, sugiere fuertemente su implicación en la imitación motora.»
Implicaciones para la dinámica social y cultural
«Los loros son ideales para estudiar la imitación», añade la Dr. Auguste von Bayern, autora senior del estudio. «Estos animales altamente sociales viven en grupos dinámicos (las llamadas sociedades de fisión-fusión), donde los individuos forman con frecuencia nuevos subgrupos. La imitación automática de movimientos y gestos puede mejorar la integración de los individuos en grupos recién formados y, en general, fomentar la cohesión y los vínculos sociales. Potencialmente, puede apuntalar la transmisión cultural de comportamientos específicos de un grupo. Se necesitan más investigaciones para explorar estas interesantes posibilidades».
Los hallazgos también enfatizan que el mimetismo motor ha evolucionado de forma independiente en especies distantemente emparentadas, probablemente como resultado de presiones sociales y ambientales similares.
Implicaciones para la conservación
El guacamayo barbazul es una especie de loro endémico de Bolivia en peligro crítico de extinción. Se calcula que la población silvestre cuenta con menos de 350 individuos maduros. Loro Parque Fundación lleva más de dos décadas apoyando su conservación con más de dos millones de dólares hasta la fecha y fue también el primer centro zoológico en reproducir la especie bajo cuidado humano. Hasta ahora, han nacido 465 ejemplares en su centro. Estos nuevos hallazgos científicos tienen importantes implicaciones para posibles proyectos de reintroducción en la naturaleza: Los individuos podrían aprender comportamientos naturales de coespecíficos silvestres y adaptarse más rápidamente a su entorno natural.
Publicación original: Haldar, E., Subramanya, P., y Bayern, A.M.P. von (2024)
Automatic imitation of intransitive actions in macaws. iScience, 111514
https://doi.org/10.1016/j.isci.2024.111514