El sonar es una técnica que usa la propagación del sonido bajo el agua principalmente para navegar, comunicarse o detectar objetos sumergidos. Su uso es muy común en el ámbito militar, y produce daños en las poblaciones de cetáceos.
La guerra de Ucrania ha vuelto a poner esta problemática sobre la mesa. Según la Turkish Marine Research Foundation, (TUDAV) la contaminación acústica provocada por la creciente actividad militar en el mar negro ha llevado a un incremento extraordinario de varamientos a lo largo del litoral del país otomano.
Los buques armados que patrullan el área usan el sonar para detectar submarinos enemigos a muchos kilómetros de distancia. Las ondas emitidas por los barcos desorientan a estos mamíferos, dirigiéndoles a las costas de Turquía y Bulgaria, donde quedan varados.
Tenemos un ejemplo en la región de la Macaronesia, área en la que se encuentra nuestro Archipiélago. Así lo demostraron los investigadores del IUSA (Instituto Universitario de Sanidad animal y Seguridad Alimentaria) al describir por primera vez las lesiones características que presentaban los animales varados en Fuerteventura.
Por eso, Loro Parque Fundación ha presentado una moción al Congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para ampliar la moratoria sobre los sonares activos de frecuencia media para los ejercicios militares marítimos que se lleven a cabo en el conjunto de la Macaronesia. Dicha moción obtuvo el apoyo mayoritario por parte del foro.
La moratoria está actualmente en vigor tan solo en las primeras 50 millas de las aguas jurisdiccionales que rodean a Canarias y ha servido para que, desde su entrada en vigor, no hayan aparecido varamientos masivos de cetáceos en Canarias.
Sin embargo, existe la preocupación de que, más allá de las 50 millas de la moratoria, puedan haberse producido afecciones a estos cetáceos que hayan pasado desapercibidas al no llegar los cadáveres a tierra.
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