Loro Parque es el segundo destino turístico más visitado de la isla de Tenerife, después del Parque Nacional del Teide. Desde que abrió sus puertas en 1972, el parque se ha comprometido a fondo con el cuidado y preservación de las especies, tanto en las instalaciones de la embajada animal, como alrededor del mundo. De esta forma, el zoológico fundado por Wolfgang Kiesling, se ha convertido en una de las instituciones más respetadas en este ámbito. Junto a Loro Parque Fundación, en la actualidad posee la reserva de especies y subespecies de loros más grande y diversa del mundo, convirtiéndose en la entidad líder a nivel internacional de cría.
Por primera vez desde la creación del proyecto GastroCanarias, dejamos por un día paso a la alimentación animal. El equipo ha tenido la oportunidad de conocer de primera mano la nutrición de las diferentes especies del Loro Parque. Para ello, hemos contado con la inestimable colaboración de Rafael Zamora Padrón, director científico de Loro Parque Fundación y biólogo especializado en zoología. Además, Nicolás Perdomo Linares, ingeniero agrónomo del Loro Parque, nos ha facilitado más información sobre el cultivo ecológico del que obtienen todos sus productos.
Para empezar, la prioridad en el parque siempre ha sido que los alimentos sean ecológicos. Nicolás Perdomo explica que han llegado a un consenso en el que todo tiene que ser lo más natural posible para los animales. «Esto está relacionado con los plazos de seguridad, de esta forma nos aseguramos que los productos que ofrecemos a los animales del parque no contengan químicos ni bacterias que puedan ser perjudiciales para la salud y la calidad de vida del animal», afirma el ingeniero.
Otro aspecto muy importante es que no utilizan pesticidas, sino insectos que se encargan de controlar las posibles plagas. Las fincas están registradas en el ICCA (Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria) y cada año se realiza una inspección donde se controla el agua con el que se cultiva y los nutrientes que se les dan a las plantas. Perdomo asegura que han tenido que pasar dos años con la finca totalmente exiliada para liberarla de toxicidades anteriores.
Los productos que consumen los animales son los mismos que consumen los humanos. En el Restaurante Brunelli´s, de la misma propiedad que el Loro Parque, cocinan con las verduras y frutas que cultivan en el huerto ecológico. «La calidad de los productos para nuestros animales y también para nuestros clientes es absolutamente primordial», comenta Nicolás.
En el huerto cultivan desde lechuga, escarolas y berenjenas, hasta caña de azúcar, tamarindo, lichi o frutas tropicales, entre otros. En el parque se preocupan de tener la mayor variedad de frutas y verduras disponibles para que los animales no estén siempre en contacto con los mismos productos, y obtengan diversas vitaminas, como también la oportunidad de explorar diferentes sabores.
Las frutas y verduras no se congelan, se recogen cada lunes y jueves. Algunos de estos productos tienen un segundo uso, pues los utilizan para el enriquecimiento ambiental. Esto se traduce en un todo un reto: lograr que el hábitat en el que se encuentren los animales sea lo más parecido al que tienen en la naturaleza salvaje.
La política del Loro Parque se centra en un sistema preventivo de la salud de los animales. «Es muy importante contar con un equipo veterinario bueno, pero igual de importante es tener un sistema que logre evitar situaciones vulnerables de salud lo máximo posible», destaca el biólogo.
Por otra parte, los horarios de comida son diferentes, pero todos los animales del parque reciben su comida a primera hora de la mañana. Desde las 6:00 – 7:00h los trabajadores preparan las tablas de alimentos correspondientes a cada especie.
Aves
La longevidad de los loros es buena, pues superan los veinte años con facilidad. «Para mantener esa longevidad uno de los éxitos es que tengan comidas llenas de antioxidantes y variadas», comenta Zamora. La diferencia que existe con la naturaleza salvaje es que estos animales deben recordar qué árbol está maduro, por lo que cada año tienen que tener eso en cuenta para encontrar comida según la estacionalidad.
Hay que tener claro que cada especie de loro come de forma diferente. Loro Parque Fundación tiene la mayor reserva genética de loros que existe en el planeta tierra. «El clima tropical y subtropical permite tener cualquier loro del mundo en buenas condiciones», argumenta Rafael Zamora. La calidad de la fruta y la verdura también se deben tener en cuenta, pues hay que garantizar que el alimento que consumen, coincide con el de la naturaleza de la que provienen.
El equipo del Loro Parque tiene que adaptarse a cada tipo de animal. Preparan macedonias de frutas que varían dependiendo del día, ya que es importante que no sean siempre iguales. «Nosotros vamos combinando cada vez, tres tipos de fruta diferente para que los animales tengan variedad. Para ellos lo más importante es el cambio», afirma el biólogo.
Existe un protocolo que va cambiando y diciendo cómo se ha de presentar y qué se presenta. Hay un planning donde se indica qué se les da a los animales. Asimismo, la cantidad de comida también es importante, a los loros les dan de comer dos veces, aunque en ocasiones asciende a cuatro; también les cambian el agua. En este punto es fundamental para los conservadores tener en cuenta que los loros no beben de agua estancada, siempre buscan la fuente más fresca. Por ello, han instalado duchas con microaspersión en más de 1 600 aviarios, que producen lluvia artificial y estimulan de esta forma, el enriquecimiento ambiental.
Además, se prepara un bizcochón que es fundamental para los loros, pues se elabora con harinas naturales, tanto de trigo como de maíz y se le añade dátiles, pasas, ciruelas y los minerales que necesitan. «No lo consumen todos los días, de esta forma existe el elemento sorpresa», explica Zamora.
La nutrición que tienen los animales en el parque es más equilibrada que la que podrían tener en ciertas circunstancias de la vida salvaje. En libertad se encuentran con varios problemas, entre ellos, conseguir alimento. En ciertas épocas, tienen que recorrer miles de kilómetros para alimentarse y, muchas veces, no solamente deben buscar para ellos mismos, sino también para sus crías. Esto puede traducirse en estrés, que como bien afirma Rafael Zamora, se trata de un estrés natural, pero les obliga a estar constantemente alerta: «Tienen un gasto energético muy grande y es por eso por lo que muchos animales tienen una mayor longevidad en medios controlados».
Hoy en día, cultivan todos los alimentos que necesitan los animales, incluso esos alimentos vivos que antes obtenían de otras fuentes. Es un proceso que han ido adoptando poco a poco y que es clave en la salud de los animales del parque.
Rafael nos comenta que hace años compraban semillas a diferentes empresas y, posteriormente, hacían las mezclas oportunas para cada especie de loro. Más tarde, descubrieron Versele-Lagay, los reyes de la semilla a nivel mundial. Se trata de una empresa belga que se ha convertido en uno de los mayores sponsors del Loro Parque Fundación. «Ellos mismos se sorprendieron de lo sanos que estaban los loros y quisieron saber qué fórmula utilizábamos», comenta el biólogo. De esta forma llegaron a un acuerdo en el que intercambiaban la calidad y el conocimiento, y producían algo bueno para el mundo.
Animales acuáticos
Para alimentar a los peces existe un acceso por la parte de arriba, unos puentes desde donde los acuaristas les ponen la comida. En el caso de los corales, que también son animales, hay que alimentarlos a cada uno por separado, se hace una pasta y se integra con un cuentagotas.
Los acuaristas tienen que ser muy meticulosos y comprobar que todos comen lo que les corresponde, ya que hay algunos peces que comen en superficie, otros en la mitad y otro a fondo. En la superficie, se calcula que todos comen porque se aprecia, pero es muy complicado. En el caso de otros animales como las nutrias, es más fácil controlarlo porque son pocas y se observa bien cuáles comen y cuáles no. En el momento en el que exista alguna que esté más apartada, se espera a que los demás estén comiendo para asignarle su ración. En este caso, pescado, preferiblemente de agua dulce como la trucha.
En el recinto se realiza un control de pescado y miden la histamina, que es el componente que podría producir alergia a los animales. El producto entra directamente y se congela, por lo que llega como si fuera recién pescado: «La calidad del pescado tiene que ser buena porque de eso depende la salud del animal».
Mamíferos
Los mamíferos, por ejemplo los gorilas, necesitan variedad de fruta y los niveles de vitamina C tienen que estar siempre activos. En las cocinas almacenan una miel de flores, que no tiene que tener ningún tipo de tóxico, y la colocan dentro de unos troncos para que ellos mismos la encuentren. Con las hojas de palmera que los conservadores les entregan por las mañanas, rompen las ramas y fabrican su propia cuchara con la que extraen la miel. «Nos gusta que los animales descubran, luchen y se desenvuelvan bien en situaciones como estas, en las que deben usar la inteligencia y habilidad», afirma Zamora.
Para alimentar a especies tan grandes como estas existe un protocolo de seguridad en el que se les brinda la comida desde un acceso controlado, con rejas de seguridad y doble puerta. Además, el cuidador nunca debe ir solo, siempre serán dos personas. En el caso de los reptiles, como por ejemplo el caimán, pasa lo mismo. En este caso, se alimentan de carnes blancas como pollo porque es más saludable y facilita la digestión, ya que en estas especies es muy lenta.
El Loro Parque debe garantizar que la alimentación que suele tener el animal en su hábitat natural, lo vaya a tener en el recinto. En el caso de los pandas rojos que comen más de 400 gramos de bambú al día, han cultivado hasta ocho variedades diferentes. «Esta especie solo come brote fresco, por lo que hay que ofrecérselo cada día», comenta Rafael. Además, destaca que deben comer lo más natural posible, en el sentido de que ellos mismos corten el bambú y saquen el brote, tal y como harían en la naturaleza.
La biología del animal va acorde con su nutrición
Con respecto a las carnes, los trabajadores también buscan el elemento sorpresa, para no cansar a los animales diariamente. Cabe destacar que lo más importante en este punto es la presentación. En muchas ocasiones esconden la carne para que hagan uso del olfato y desarrollen la actividad física diaria.
Además, cambian las partes de la carne, ofrecen manos, falda… y no menos importante la sangre. «En verano hacemos un cubo de hielo con carne dentro y tienen que esperar a que se derrita para poder comerlo. De esta forma, se entretienen y luchan con eso. Nosotros no ponemos ningún animal vivo porque no hay necesidad. Le damos una calidad controlada por sanidad como si fuese para los humanos», destaca el director científico de Loro Parque Fundación.
En el período de gestación, las hembras, al igual que los humanos, empiezan a buscar alimentos que el cuerpo necesita. «Animales que durante toda una etapa no quisieron comer pimiento rojo, comienzan a reclamarlo a modo de antojo. El cuidador debe estar pendiente para darle la oportunidad al animal de obtener ese alimento que precisa», explica Rafael Zamora.
Para finalizar, es importante saber que en el parque nunca colocan ningún alimento sin consultarlo primero con el equipo. Por ejemplo, Zamora comentaba que le plantearon introducir moras en la alimentación de los gorilas, sin embargo, una gran cantidad de este alimento puede provocar problemas estomacales. Por ello, recomendó utilizar las ramas pero sin fructificar.
Con toda esta información, nos queda claro que la alimentación de los animales es cuanto menos, variada y especifica. En el Loro Parque al igual que en la vida humana, la nutrición es lo primordial, pues es la principal fuente de vida.